lunes, 26 de julio de 2010
EVA MARIA IBARGUREN
No es la primera vez, que la figura de Evita me hace reflexionar. Otro 26 de julio, en un momento que creo muy especial de nuestro país, me dejo pensando hoy en algunos temas acerca de su vida.
Pensaba, quizás por esa costumbre que tenemos algunos médicos que creemos que las enfermedades estan ligadas a cosas que nos pasan en otros planos, pensaba digo, en que habrá sido lo que hizo que Eva Maria, esa mujer que una vez fue la niña, Eva Maria, contrajera tan joven una enfermedad tan seria.
Y recordaba las palabras de una entrañable amiga mia, que sobrevivió exitosamente a un cancer de mama.
Ella me dijo una noche, mientras tomabamos algo en Corrientes y 9 de Julio, que de su experiencia en la sala de espera de radioterapia, habia recogido una certeza, y era que todas las personas, que contraen un cancer, sin excepción,han sufrido poco tiempo antes, una gran decepción amorosa.
Sea esta de pareja o no, simplemente del amor, puede ser de hijos a padres,incluso entre amistades. Pero que esa decepción siempre tiene la caracterísitica de ser muy, muy grande para la persona en cuestión.
Y la experiencia me ha mostrado que es así en muchos casos que vi.
También pensé, que en aquellos años, no existía como ahora el concepto tan fuerte de la medicina preventiva, de los chequeos anuales, incluso del "obligado" papanicolau. Recorde cuanto se sabe hoy acerca del virus del HPV como productor de cancer de útero.
En cualquier caso, y quizás se hayan dado cita en Eva muchos de esos factores, aquella mujer que venia de una historia de cierta marginalidad social, y de cierta estigmatización por las razones por todos conocidas, es evidente que sentía una enorme necesidad de reparación.
Y pensé, en que ella no necesitaba haber hecho lo que hizo, que quizás como reparación, podía haberle alcanzado con disfrutar de lo que la vida le ofrecía.
Ser la primera dama, pudo haber disfrutado de ese lugar, de los privilegios de ese lugar, una vida acomodada, tranquila,dedicada a ser bien recibida en todos los lugares, dedicada a disfrutar de una posición económica tranquila, de viajar y conocer mundo, en fin, de sentir que al fin tenia las cosas que no había tenido. Pudo disfrutar de todo eso y tener un perfil bajo,zafar, como habitualmente decimos los argentinos, "salvarse".
Salvarse ella.
Pero no.
A ella no le alcanzaba hacer esa reparación. Ella necesitaba reparar a todos los que pudiera.
En el transito que la llevo desde Los Toldos, a ser la esposa del presidente de la Nación, ella supo que habia muchas cosas para hacer, mucha gente a quien ayudar, muchas dignidades que rescatar.
Y dedicó todas sus energías a ello, no solo las energás usó para eso, sino que puso ahí una pasión, que como toda pasión, no tenía medida.
Fue desmedida, apasionada, fuerte, enorme,revolucionaria. Y peleaba.
En vez de elegir el camino fácil, eligió el difícil. El camino del compromiso, el de trabajar para los otros, el de la solidaridad.
He tratado de imaginar sus sentimientos, he tratado de interpretar sus odios viscerales asi como su enorme amor y es por todo aquello que pudo tener y eligió desechar que la admiro tanto.
Admiro a su parte humana, a la capacidad de lucha, al trabajo que era capaz de desplegar, sin descanso casi, sin claudicaciones jamás. Es que era joven, estaba plena, tenía toda la fuerza y todas las ganas.
Ella es la clara muestra y ejemplo de la lucha, de la militancia.
No tuvo que ser médica para ingeniarselas para monitorear la salud de una niñez desprotegida, no tuvo que ser profesional de ninguna rama para entender las necesidades que el pueblo tenia y encontrar los modos de atenderlas.
Tenia lo que habia que tener.
Compromiso y decisión.
No es fácil nunca expresar cuánto y cómo, la admiro y la quiero.
Nunca dejo de verla como un ser humano, una mujer, como la que fue al nacer, como a Eva Maria Ibarguren, esa mujer.
L.A.C
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