jueves, 19 de agosto de 2010

La Presidenta en la Bolsa de Comercio de Rosario


Muchas gracias, muy buenas tardes a todos y a todas; señor Gobernador de la provincia de Santa Fe; señora vicegobernadora Griselda Tessio; señor Intendente de la ciudad de Rosario, de esta ciudad fantástica; señor presidente de la Bolsa de Cereales de Rosario; asociados: la verdad que me encuentro muy feliz de estar compartiendo con ustedes, en el año del Bicentenario, de este 126 aniversario de esta institución tan emblemática de todos los argentinos.
Una cosita Hermes te tengo que decir con respecto a que Santa Fe no tiene recursos naturales, yo creo que pocas provincias - como Santa Fe, Buenos Aires, Córdoba - han sido tan afortunadas y tan bendecidas por Dios para tener todo lo que tienen. Te lo dice alguien que si bien nació en La Plata tiene su corazón y su vida en el Sur, en el viento, en medio de la meseta y de la espera, donde no solamente hay petróleo y que además se acaba porque la otra gran ventaja de esta formidable pampa húmeda es que son recursos renovables y cada vez más renovables porque además, merced a la biotécnica, a todo lo que es la tecnología podemos profundizar, acrecentar, mejorar la producción y ser - me atrevo hoy a decirlo porque nos reconocen así en el mundo - siéntanse orgullosos, que tenemos la producción agroindustrial más competitiva de todo el planeta. Me lo dicen en la China, me lo dicen en la India, me lo dicen también en los grandes países desarrollados, tenemos que decirlo con mucho orgullo. (APLAUSOS).

Y la verdad que en este Bicentenario, yo estaba escuchando al señor presidente de la Bolsa, cuando mencionaba la infraestructura tan importante, que tenemos que seguir trabajando sobre ella, seguramente si hubiera venido en el año 2003 me hubiera pedido la autovía No. 9, entre Rosario y Córdoba. Pero por suerte en estos años la hemos construido esta obra emblemática, demandada durante décadas por la región, la conectividad por tierra entre las zonas más ricas, más productivas de nuestra cuenca lechera, de nuestra cuenca cerealera, en un momento también hoy en el cual estamos con precios internos, internacionales muy convenientes para el sector. Está bien que aquí por ahí no hay sector lechero, pero sí debemos decir que hoy el productor está recibiendo tal vez, lo que yo me acuerdo cuando discutíamos en reuniones que participábamos cuando veníamos a ver si podíamos llegar al peso, que la industria les pagara el peso. Porque siempre esa tensión - yo venía charlando con varios asociados aquí- entre la producción y la industria. Lo bueno es que acá están representados todos los sectores y obliga a un ejercicio permanente de articulación de intereses, que muchas veces son contrapuestos entre productor, entre el que industrializa, entre el corredor, entre el acopiador y lo importante es eso: poder tener virtud de saber que no todos podemos obtener el ciento por ciento de las cosas que queremos y llevarnos el grueso de la renta final.

Y creo que en este año del Bicentenario, en el cual vamos a llegar a una cosecha de 100 millones de granos; no vamos a tener que importar afortunadamente ni leche, ni carne, ni trigo, al contrario. Recién me pedía liberar los derechos de exportación - ya hemos liberado 3 millones de toneladas a cuenta de la futura cosecha de trigo, que todavía no estaba cosechado, pero las liberamos ya de antemano porque sabíamos que íbamos a tener una producción que va a estar cerca de los 12, 13 millones afortunadamente superando la sequía terrible que vivimos en la temporada anterior y que significó una merma muy importante en nuestra producción. Para colmo en este momento nos encuentra con una aceptable producción de trigo que tenemos todavía que impulsar más en la próxima siembra y con un mercado internacional que nos preanuncia buenos precios por situaciones que se han producido y que son de público conocimiento en otros lugares, que son mercados de grandes productores de trigo.

Pero este Bicentenario llegamos con una situación en el sector muy buena y estamos muy contentos además de que a los sectores más dinámicos de la economía, a los grandes actores económicos les vaya muy bien.

El viernes vamos a anunciar los últimos números de la actividad económica y lo cierto es que la actividad económica, de junio a junio, ha crecido un 11,1 y en los últimos 12 meses la actividad económica ha crecido 9 puntos, lo cual refleja la vitalidad del crecimiento. (APLAUSOS). De un crecimiento que no fue fácil sostenerlo porque el año pasado, cuando se desplomó el mundo, bueno en realidad el mundo se desplomó en el último trimestre del año 2008, y las consecuencias hacían prever un 2009 catastrófico. Fue la intervención estatal, a través de medidas fiscales muy fuertes, la que nos permitió darle sustentabilidad a este crecimiento que hoy tenemos. Todos sabemos que el crecimiento del año que viene siempre se sustenta en una parte de lo que ha pasado el año anterior; hubiera sido impensable tener estos números en la economía, estos precios de los productos, esta rentabilidad de los sectores si el año pasado no hubiéramos intervenido fuertemente para sostener la actividad que sea el basamento del crecimiento en esto. Fuimos, según Naciones Unidas, después de la República Popular de China, el país que más medidas fiscales tomó para enfrentar la crisis internacional.



Y este 9 por ciento de crecimiento, que tenemos en los últimos 12 meses corona, digo yo, el proceso de crecimiento continuo a altas tasas más sostenido de nuestros 200 años de historia. Pero además lo hace - como recién lo decía también el señor presidente de la Bolsa y el señor Gobernador de la provincia - con una fuerte sustentabilidad social. Porque este crecimiento económico está acompañado también de una de desocupación de un dígito que volvió a bajar, en el último trimestre, afortunadamente, a 7,9 y perforó esos dos dígitos de desocupación que nos acompañaron durante década y media o un poco más.



El salario mínimo, vital y móvil de nuestros trabajadores, de los trabajadores globales, de todo el arco productivo, de toda la cadena de valor es hoy el salario mínimo, vital y móvil más importante de toda Latinoamérica. Nuestra protección y cobertura social - tanto de nuestros adultos mayores como de nuestros chicos, a través de la Asignación Universal por Hijo - también revela un grado de cobertura y de protección único en Latinoamérica. (APLAUSOS). Podemos decir con orgullo que este Bicentenario nos encuentra con un país en crecimiento, pero al mismo tiempo con un pueblo que participa de ese crecimiento económico. También con un plan de infraestructuras - se mencionaba concretamente la hidrovía, uno de los elementos vitales para mejorar la competitividad de nuestro sector, y en el cual renegociamos el contrato con el concesionario. Tardó un poco en el Congreso, estuvo año o año y medio para lograr su aprobación; se acuerdan que querían cobrarle IVA y por lo tanto tornaba prácticamente no competitivo el transporte por la hidrovía; tardo año y pico, pero finalmente el Parlamento pudo, pudimos obtener la sanción de esa exención del IVA, porque si no hubiera quebrado y también ustedes hubieran tenido un costo adicional de transporte para los exportadores, del 21 por ciento, que no podía ser de ninguna manera. Y lo cierto es que el nuevo contrato, que tenemos que firmar ahora con la hidrovía para hacer el dragado y todas las obras que van desde el Puerto de Rosario hasta Barranqueras y luego para llegar a Asunción va a demandar una erogación mensual, durante tres años, que se calculan que van a ser las obras, de 3.125.000 dólares mensuales, que paga el Estado. La obra tiene un costo exactamente de 100 millones de dólares, en tres años, que pone el Estado Nacional para mejorar la competitividad de uno de sus sectores más dinámicos.

También hemos estado en la República Popular de China, donde hemos firmado, entre otros contratos ferroviarios, el del Belgrano Cargas, algo que va a conectar Salta con nuestro Puerto de Rosario y la inversión que también demanda esta obra, que va a durar un plazo de cuatro años, aproximadamente, es de 2.460 millones de dólares, que también obviamente pagará el Estado argentino, como lo está haciendo y ya lo hizo con la Autovía 9, como lo está haciendo con la parte que estamos iniciando en la Obra Circunvalar y con todo esto que significa la explosión de la actividad económica.

Yo le preguntaba recién a Miguel Lischi, cuando bajé del helicóptero, cuántos edificios tenía en construcción: 400 edificios en construcción, aquí en la Ciudad de Rosario y él me dice que se viene sosteniendo el promedio. Esto solamente puede hacerse en una economía pujante y con fuerte crecimiento y la verdad que nos sentimos muy, pero muy contentos de poder colaborar en todo lo que es darle mayor competitividad a nuestra economía.

También tenemos el mejor salario de los trabajadores, pero cuando un compara también tarifas, que es un costo fijo que tiene la producción y que tienen también los usuarios y consumidores, los pobladores estamos con las tarifas, en materia de servicios públicos y también de combustibles, más competitivo de la región. Averigüen el precio del gasoil en Uruguay y averigüen lo que se paga aquí en la Argentina de gasoil; eso también es subsidio estatal. Y no estamos reprochando ni pasando facturas, al contrario creemos en este modelo porque - a ver - se habla mucho de superávit comercial, de superávit fiscal, del fuerte desendeudamiento que ha tenido la República Argentina, que ha podido renegociar el 93 por ciento - hemos salido del default técnicamente - de la deuda defaulteada, en el año 2001; estamos registrando el nivel y relación de deuda-PBI más bajo de las últimas décadas, sin necesidad de recurrir a nuevo endeudamiento, recurrir a los mercados de capitales, sino que hemos recurrido a nuestras propias reservas, reservas genuinas: las del Banco Central, que no son productos únicamente de ingresos de capitales, sino fundamentalmente del resultado de nuestra balanza comercial, de nuestro superávit comercial. Lo que compramos y lo que vendemos, clarito como almacenero, no hay que ser un gran economista para entender esto.

Ahora bien, venimos con un fuerte nivel de desendeudamiento. Cuando Kirchner seguramente vino acá por los años 2003 o 2004, les debe de haber dicho cuál que la relación entre deuda y producto era aproximadamente del 160; hoy, descontando la deuda intrasector público, andaremos en el 32 por ciento de relación PBI-deuda.

Tenemos reservas en el Banco Central, también hemos batido récords, ustedes se acuerdan lo que fue la discusión del verano, yo digo el "verano de las reservas", no me lo olvido más, donde nos discutían que estábamos equivocados en querer pagar con reservas, que lo que teníamos que hacer era ajustar, o sea, eliminar subsidios, eliminar obras públicas de las cuales estamos hablando también ahora, y nosotros decíamos que no, que no podíamos ajustar ni enfriar la economía, que teníamos reservas por las cuales nos pagaban el 0.5 y se pretendía salir al mercado de capitales a pagar tasas del 14.

Acá son todos corredores. Hablo de números porque este es un lugar de números, por eso hablo de números, me encanta. Porque si hay algo que entienden todos los que están sentados acá, es de números. Y entonces, yo soy una política y no vengo a hablar solamente son eslogan o con clisés.

Cuando uno está en un lugar como este, tiene la obligación de venir a hablar de números y está muy bien que así sea. Y no es una visión economicista de las cosas, es simplemente dar respuestas al sector que nos pide en números y tenemos, entonces, que contestar también en números.

Llegamos a reservas que orillaban ya los 50.200 millones, que además nos permiten sostener el tipo de cambio. Hoy cerró en la calle 3.95 pero debe de haber habido allí alguna cosa seguramente y mañana cerrará a 3.96. Pero esta flotación administrada del tipo de cambio, que ha sido clave también en tener una actitud exportadora, porque obviamente para poder exportar tenemos que tener un tipo de cambio que es competitivo y, si no, los remito al 1 a 1, cuando todos estábamos fascinados porque creíamos que teníamos dólares en el bolsillo pero teníamos pesos y casi se funde el país.

Muchos de ustedes que están acá durante la década del 90 casi se deben de haber fundido por ese tipo de cambio.

Para sostener ese tipo de cambio, es necesario también acumular reservas. Y acumular reservas de carácter genuino, que sea la diferencia entre el saldo exportador y lo que se importa del país.

Y acá vamos a hablar, porque a mí me gusta hablar, yo soy así, de frente, para qué les voy a decir una cosa por otra, de los famosos derechos de exportación, comúnmente denominados retenciones y que con mucha elegancia, debo reconocerlo, el presidente de la Bolsa, me dice "bueno, no queremos desfinanciar al Estado pero ver cómo las podemos ir achicando mediante un acuerdo entre el Poder Ejecutivo".

Primero: hay una cuestión que debía ser aclarada. Parece que derechos de exportación pagara únicamente el sector productor primario. En realidad, derechos de exportación paga toda la actividad económica de la República Argentina.

Si yo les cuento que en el año 2008, si uno ve en los ingresos del Estado, porque además esto es bueno saberlo porque yo sé que ustedes han levantado histórica y emblemáticamente el sector como una crítica muy fuerte a anteriores administraciones, el tema de tener superávit fiscal y superávit comercial.

Pero yo quiero explicarles a ustedes cómo se construye ese superávit comercial y ese superávit comercial, porque sino pensaríamos que todos los demás que estuvieron antes fueron todos unos estúpidos que no supieron tener superávit comercial y fiscal y que nosotros somos unos genios porque podemos ser capaces de tener superávit comercial y fiscal.

No, no somos genios, tenemos un modelo económico de política económica que, finalmente, concluye a partir del esquema que quiero describirles ahora en que podamos tener superávit comercial, fiscal, reservas en el Banco Central, sustentabilidad legal, terminar con la dicotomía si mercado interno e importación, las dos cosas imperiosamente. Porque durante otros gobiernos de mi partido fundacionales, se puso mucho hincapié en el mercado interno, pero no se puso hincapié en el mercado externo, en el sector exportación y fue ahí cuando se produjo el gran desbalance y desfinanciamiento finalmente porque nosotros necesitamos imperiosamente para sostener este modelo y esta rentabilidad exportación y sostener mercado interno.

Pero estábamos hablando de esto tan meneado que son los derechos de exportación y que muchos creen que está únicamente en el sector granario.

Año 2008, total de derechos de retenciones. Por ejemplo, el sector granario primario aportó el 28 por ciento del total de derechos de exportación. Por ejemplo, el sector petróleo, combustibles y energía, aportó exactamente la misma cantidad en materia de derechos de exportación, el 28 por ciento; y el sector industrial, obviamente menos porque cuanto más valor agregado, obviamente más desciende el derecho de exportación, un 8 por ciento.

Pero en el año 2009, el año pasado, el sector granario primario solamente aportó el 17 por ciento del total de derechos de exportación que percibió el Tesoro Nacional; el 22 por ciento, lo aportó el sector del petróleo, o sea, de combustibles y energía.

Por ello creo que la primera cuestión que tenemos que saber es que derechos de exportación no es el castigo a un sector, de ninguna manera; es un instrumento de política económica contemplado en la propia Constitución, en la cual se utiliza también, para establecer una suerte de dólar diferencial donde el sector que ha logrado mayor competitividad porque ha tenido mayor continuidad, pueda, al mismo tiempo, tener un dólar más competitivo para el sector que menos competitividad tiene.

Yo les digo algo: a mí me encantaría vivir en una economía donde fuera el sector industrial el que pagara tal vez y aportara más. Estaríamos viviendo tal vez en Estados Unidos o en Francia, donde la agricultura y todo el sector, por su escasa competitividad, es sostenido por el sector industrial que ha tenido un modelo de desarrollo y de acumulación tecnológica y económica brutal durante décadas que los ha transformado en potencias económicas y que les ha permitido subsidiar a sus farmers en Estados Unidos o Bové en Francia, pero no vivimos en esos países, vivimos aquí en el Argentina.

Entonces, estos derechos de exportación, algunos creen que son un instrumento de ingreso fiscal. No, es una política económica que además permite que se fomente agregar valor a nuestros productos y, al mismo tiempo, poder tener ese dólar diferencial que ha sustentado el modelo. Y si no, ¿cuál ha sido la magia, cuál ha sido el milagro de que hayamos podido lograr lo que hemos logrado en estos años? Sumando esto a los subsidios en tarifas que han permitido también mayor competitividad; sumado a la inversión que han hecho los sectores, obviamente, en materia de biotecnología. No hay milagros en economía, hay simplemente el hecho de decidir un país que pueda manejar sus variables macroeconómicas y que no quede sujeto a los vaivenes del mercado global.

Hoy la taba se ha dado vuelta y tenemos una gran suerte en la República Argentina y en toda la América del Sur. ¿Por qué se ha dado vuelta? Porque durante años los términos de intercambio comercial fueron absolutamente deficitarios para los países que tenían una importante producción primario sin valor agregado porque nuestros commodities no valían y valía mucho la manufactura de origen industrial.

Pero la aparición de los gigantes chinos e indios y todo el Sudeste Asiático, gente que quiere comer y dicen que cuando la gente se acostumbra a comer, no pierde más esa costumbre afortunadamente, sino que al contrario, va in crescendo y va demandando siempre mejor calidad.

Esto cambió los términos de intercambio. Primero, porque comenzó a producir manufactura industrial a mucho menor precio que la manufactura industrial de los países desarrollados y al mismo tiempo, demandar mayor cantidad de commodities.

Esta es la brecha que se ha producido hoy entre los países desarrollados y los países emergentes y entre los cuales la Argentina tiene una oportunidad nunca vista en toda su historia.

Pero tenemos que aprovechar esta oportunidad inédita en los términos de intercambio para poder acumular mayor valor agregado, mayor capacidad tecnológica, mayor biotecnología para no solamente ser exportadores de productos primarios, sino también con alto valor agregado.

Hablaba también el señor presidente de la Bolsa de Cereales del impuesto a los débitos, comúnmente conocido como impuesto a los cheques y el tema de derecho de retenciones que es una cosa que quiero terminar de cerrarles. Acá hay hombres de números y me van a entender.

He escuchado muchas veces "bueno, por qué no se descuenta de Ganancias". Yo les voy a contar lo que pasa en la Argentina en materia de esquema tributario y de recaudación impositiva que permite el sostenimiento del superávit fiscal y del superávit comercial.

Si uno mira el año 2009, el sector alimentos, por ejemplo, en materia de ventas, cuando hablo del sector alimentos excluyo bebidas, que es otro ítem; excluyo vino, que otro ítem; excluyo exportación primaria granaria, estamos hablando alimentos de todo lo que es complejo oleaginoso, carnes, hortalizas, frutas, sector lácteo, molinería, muchos de los sectores que están aquí. La Argentina facturó en ventas, en declaraciones juradas, o sea que uno supone que es exactamente todo lo que se vendió, que no hay nada en negro -si nos reímos porque sabemos, no tendríamos que reírnos, en Estados Unidos si dicen esto los llevan presos y al que se ríe también, porque se presupone que nadie puede evadir impuestos (APLAUSOS), pero cuando decimos estas cosas se ríen, pero sabemos lo que pasa-, 147.569 millones de pesos declaró el sector en ventas. ¿Cuánto pagó alguien que factura, estamos hablando de todo el sector, no hay nombre ni apellido ni sector en especial, por impuesto a las ganancias? Una facturación de casi 148.000 millones, 2.200 millones de pesos únicamente de impuesto a las ganancias.

Cuando analizo, porque a mí me encanta estudiar y analizar y leo todo y pido cada vez más información, me traen la información del sector y resulta ser que el sector por derechos de exportaciones, las famosas retenciones, tributó 17.500 millones. Pero cómo digo yo, a ver abrirme estos 147.569 millones y decíme qué fue a mercado interno y qué fue a mercado externo.

Bien, a mercado externo, grandes exportadores de productos de manufactura, 77.000 millones; sobre esos 77.000 millones, se tributaron los 1.900 millones de ganancias y los 17.000 mil millones derechos de exportación. Sobre el resto, a mercado interno, 67.000 millones, casi la mitad percibimos por ganancias únicamente 220 millones de pesos.

Esta es la explicación lisa y llana del grave problema que tenemos, no en el esquema tributario como algunos dicen, sino en el pago de la cadena de IVA, en el pago de ganancias, que es otro también el grado de informalidad, el grado evasión, de elusión que no es de ningún sector en particular, es de la economía argentina.

Estamos tratando de analizar para ver cómo podemos mejorar y cambiar las cosas. Yo estoy dispuesta a cambiarlas, pero yo tengo que sentarme y mirar que hay evidentemente, una gran evasión que me obliga a que mantener los derechos de exportación, que son altamente redistributivos y que tienen una sola salida la Aduana, y por eso se pueden controlar. Porque es notable, ese número es muy fuerte. La mitad tributó y si uno mira toda la economía en ventas, en bruto, representa el 10 o el 12 por ciento del total de ventas de la República Argentina pero solo el 5 por ciento respecto del impuesto a las ganancias. Lo mismo lo podemos ver en algunos otros sectores también.

Y luego uno va a otros sectores que también derechos de exportación y que muchas veces tienen el cliché de ser los malos siempre de la película como son el sector de combustibles, por ejemplo, o el sector de petróleo. Y resulta ser que el sector declara ventas por 78.000 millones de pesos y tributa ganancias por 5.000 millones. O sea, ventas por 78.000 e impuesto a las ganancias por 5.000. O sea que es como que se invierte la ecuación respecto del otro sector.

Ni qué hablar en el sector bancario, por ejemplo. El otro día leía en un diario que los bancos habían declarado, me decía el ministro de Agricultura y Ganadería, "no hablés de los bancos ahí, en el sector donde están los productores". Hay que hablar de todo, porque los argentinos tenemos que acostumbrarnos, como se sientan ustedes acá en la Bolsa, en una mesa que se sientan los molineros con los productores, con los industriales a discutir los problemas y los intereses de cada uno y ver cómo podemos articular para hacer un país mejor. Por esconder las cosas debajo de la alfombra terminamos siempre frustrando procesos que son importantes.

También me fui al sector bancario, porque digo, bueno, ¿pero qué pasa? Es el sector que más ganó. El otro día leía un titular con 8.000 millones de rentabilidad, lo deben de haber leído también ustedes, pero pagó por impuesto a las ganancias 4.000 millones de pesos y eso que el promedio de los salarios del sector es casi 10.000 pesos frente al promedio de salario del sector alimentario que es aproximadamente de 4.000 pesos por trabajo. Estoy hablando de promedios y sumado aportes y contribuciones y remuneraciones en bruto, llega aproximadamente a un 10 por ciento del total de las rentas del sector.

Entonces, yo lo que creo es que cuando nosotros hablamos de mantener el superávit fiscal y el superávit comercial, debemos saber de qué estamos hablando, qué es lo que sostiene ese superávit comercial y ese superávit fiscal. Y bueno, para poder cambiar y asegurar que esto se siga manteniendo, la primera cuestión que tenemos que abordar es el altísimo grado de informalidad que todavía tiene desgraciadamente la República Argentina. Eso que hemos ido de un 50 por ciento de trabajo en negro allá por el año 2003 a un 34.6 este año, que es uno de los más bajos grados de informalidad pero que igualmente es altísimos. Ustedes tengan en cuenta que para sostener un jubilado o un pensionado se necesitan 4 aportantes activos y estamos en la relación de 1 a 1 y medio. Es obvio que si no tuviéramos el SIPA, Sistema Integrado Provisional, no se podría estar sustentando un esquema jubilatorio de carácter progresivo con 2 aumentos por año y con la extensión de la cobertura que de 55 por ciento hemos pasado a un 87, 90 por ciento. Todo esto es mercado interno, todos estos son los 67.000 millones de pesos del sector alimentos que se consumieron en el mercado interno. Sin este poder adquisitivo, no había ese mercado interno y seguramente no teníamos la sustentabilidad social e institucional que necesita el país.

Porque es cierto que ha habido períodos en los cuales los trabajadores tenían un altísimo grado de desocupación; también es cierto que tenían menores salarios; también es cierto que los jubilados estaban congelados en 150 o 200 pesos. ¿Pero cuánto tiempo dura un proceso económico, social, político basado en estos gigantes de pie de barro? Dura de muy poco. Porque la cohesión social de una sociedad, es algo básico para poder desarrollarse económicamente, no hay posibilidades. Están todos los ejemplos en el mundo, desde Europa pasando por Estados Unidos.

Sin cohesión social, sin una clase empresarial con fuerte responsabilidad social, sin una dirigencia política con alto grado de formación y de saber de qué se trata la gestión del Estado.

Yo escucho muchas veces algunas cosas que me parecen que es gente que ni siquiera podría administrar su casa y que si no tuviera un cargo en el sector público se moriría de hambre. Porque no puede ser que se digan las cosas que se dicen y ustedes lo saben, porque son hombres y mujeres acostumbrados a mirar números todos los días.

Por eso estamos dispuestos a sentarnos con todos los sectores, a dar todas las discusiones. Por ahí está Adelmo Gabbi, el titular de la Bolsa, y el otro día cuando también fui y hablaban de a ver si podíamos repensar el encaje del 30 por ciento que nosotros hemos fijando sobre el ingreso de capitales. Les aclaro que no es un modelo nuestro, es un modelo que ya imperó en Chile para evitar el ingreso y volatilidad de los mercados que afortunadamente a nosotros no nos tocó, entre otras cosas, porque estábamos afuera del mercado de capitales producto del default pero también porque el encaje impide el ingreso de capitales especulativos que den volatilidad al mercado.

¿Y por qué es muy importante esto? Y porque somos una economía bimonetaria culturalmente, como lo decía el otro día en la Bolsa.

Ustedes van a Brasil y ahí nadie les habla de dólares, hablan de reales, piensan en reales, gastan en reales, sueñan en reales y quieren ganar reales. Acá pensamos en dólares desafortunadamente todavía y entonces, cualquier fluctuación en el mercado, como se sucede por ejemplo en la Bolsa de San Pablo o en el mercado de cambios de Brasil donde el real pude estar un día a 1.78 y al otro día a 1.70 y a nadie se le mueve un peso ni pierde una hojota por ir a la playa a comprar dólares, siguen yendo a la playa y nadie se mata por comprar un dólar. Acá en la Argentina, una oscilación de 4 o 5 centavos de un día a otro en un dólar, produce una manada efecto estampida, la gente se agolpa frente a las casas de cambio o bancos para ir a comprar dólares.

Esto es lo que somos, y dije "lo que somos", soy la Presidenta de los argentinos y como tal me siento parte de todo esto. Lo que estoy tratando de hacer es cambiar, cambiar entre todos para ver si podemos hacer una sociedad en la cual todos los sectores entiendan que el crecimiento debe ser armónico, que hay que dar gracias a Dios de ser un sector que tiene la suerte de tener esta oportunidad fantástica de rentabilidad.

Como decía yo: por allí un trabajador depende de que al patrón le vaya bien para que lo siga conservando en el trabajo. Pero cuando uno produce la tierra, lo que necesita es que llueva, que haya sol y que reciba los incentivos y los aportes que necesita rodear ese tipo de actividad para hacerla más rentable.

Yo creo, sinceramente, que estamos en una oportunidad única de hacer un balance. 200 años no pueden servir únicamente para ponernos una escarapela y cantar el himno, que a mí me encanta o cantar como cantamos la Marcha de San Lorenzo ese 25 de mayo a voz en cuello; tiene que servir para pensar qué cosas hicimos en estos 200 años para ser el octavo país en extensión en el mundo; para tener la calidad que tenemos de nuestros recursos naturales, de nuestro suelo, de nuestros recursos energéticos, de nuestros recursos humanos, altísimamente calificados. Ustedes lo saben, yo tengo cantidad de empresarios extranjeros que me dicen que tienen en sus staff en México, en España, inclusive en Alemania, a muchísimos argentinos. Nuestros científicos que afortunadamente están retornando al país luego de años en que se iban porque la única salida para un científico era Ezeiza. Hoy tenemos los mejores sueldos en el CONICET, en las universidades, queremos que esas universidades que fueron gloriosas a partir de la reforma del '18, entiendan también que tienen que formar parte de esta Argentina productiva y aplicar esos conocimientos y esa ciencia que el Estado les paga porque son universidades con mucho orgullo públicas y gratuitas y lo seguirán siendo, pero que tienen que aplicar esos conocimientos como está sucediendo en muchos casos para mejorar la actividad económica y agregarle valor conocimiento, que no está mal que ningún científico o ningún universitario ni ningún académico se manche las manos porque contribuya con el empresario a darle mayor rentabilidad con ciencia y tecnología.

Ese es el modelo de país que yo quiero, es el modelo de país que me imagino para los próximos 100 años, el que podamos discutir con firmeza, pero con serenidad y con respeto y, por sobre todas las cosas, cuando uno habla de números, con los números sobre la mesa. No hay nada más fácil que discutir con números. Es más difícil cuando es con ideología. Ahora, si nos ponemos a discutir que si los medios de producción tienen que estar a cargo de los empresarios, del pueblo, de esto o de lo otro, ahí nos vamos a agarrar de los pelos, no vamos a llegar a ningún lado y seguramente nos vamos a equivocar.

Ahora, si nos ponemos con los números de cada sector, con las necesidades que tenemos de mantener ese superávit fiscal primario y el comercial y el balance de cuenta corriente positiva, que es lo que nos permite mantener el tipo de cambio competitivo y, al mismo tiempo, mantener la política de subsidios que nos ha hecho competitivos y podemos mejorar esto, lo vamos a hacer mejor de lo que hemos hecho en todo este último tiempo. Es una gran oportunidad.

Yo lo único que les pido es que cuando se sienten a discutir, a debatir con un ministro, con la Presidenta, con el ministro de Economía, con el ministro de Agricultura, lo hagamos así, con los números en la mesa.

Me acuerdo que cuando tuvimos la crisis de la leche que vinieron de la secretaría de Comercio a decirme que "si no le damos un subsidio a los lecheros, hay puré de leche, hay puré de leche porque no tenemos mercado, porque se cayó todo". Y ahí fue el Estado y puso 500 millones de pesos. No me puse a pensar si me habían cortado la ruta o en lo que me habían dicho o si me habían dicho que era linda, fea, mala o sucia. Era necesario salir a apoyar al sector y ahí fui y ahí estuvo el Estado, no Cristina, los 500 millones no son míos, son del Estado, para apoyar al sector.

Como también lo vamos a hacer con cada uno de los sectores que requieran la intervención del Estado porque es mentira que no se requiere la intervención del Estado y que el Estado contamina. No, no es así. Y hay muchos sectores que por allí dicen cosas pero luego vienen a pedir la protección del Estado para sus productos, que también eso ocasiona algunos problemas de carácter de comercio internacional.
No quiero entrar en detalles, pero todos saben de qué estoy hablando. Y está bien que lo hagamos porque necesitamos también una fuerte industria nacional.
Yo quiero que las máquinas que muchos de ustedes tienen que importar para poder hacer las tecnologías que tienen que importar, por ejemplo, cuando estuvimos el otro día en SANCOR en La Porteña, allá en Córdoba, viendo cómo se procesa la última parte del suero de los quesos, eso que lo tiraban en las alcantarillas y contaminaba y que hoy exportan hasta el último milímetro o gramo como proteína de altísimo valor, fundamentalmente al África, yo digo, además de hacer eso con la leche, yo quiero que las máquinas que hagan eso también las podamos diseñar y hacer en la Argentina, de la misma manera que hemos podido diseñar y hacer máquinas agrícolas que son diseño argentino, nuestras sembradoras, por ejemplo, en materia de siembra directa.

¿Por qué no vamos a poder hacer lo mismo con las otras, no para tener independencia, porque es imposible en un mundo globalizado y tan interdependiente? Hoy nadie es independiente, somos independientes de los Reyes de España, nada más y desde 1810. Después somos un mundo profundamente interdependiente.
¿Qué es lo que tenemos que hacer entonces? Mejorar todos y cada uno de los instrumentos que nosotros tengamos en el país, cada una de las actividades que tengamos en el país para tener razonable autonomía frente a los cambios permanentes que tiene el mundo.

Porque otra cosa hemos aprendido en este terrible 2008 que pasó hace dos años: que nada es para siempre. Wall Street y cosas que parecían verdades sacrosantas se derrumbaron estrepitosamente en el mundo. Tenemos que aprender que nada es para siempre, que así como hubo un intercambio desfavorable durante décadas y ahora tenemos un intercambio favorable, esto también puede no durar tanto tiempo y desde los países desarrollados encontrar alguna otra estrategia que vuelva a reposicionarnos. Tenemos que estar preparados siempre para el cambio y la mejor manera de estar preparados para el cambio, es diversificarnos, agregar valor cada vez más a nuestros productos, mayor capacidad tecnológica.

Porque además, de todo lo que dije, tenemos otra gran ventaja: somos 40 millones de argentinos en el octavo país en territorio del mundo casi cultivable en toda su totalidad para una cosa o para la otra. Esto no sucede en otras partes del mundo.

Esto, además de todo lo que hemos agregado tecnológicamente en inversiones, nos da una capacidad excedentaria en materia de producción de alimentos y de valor agregado como tienen pocas sociedades.

Por eso, yo quería venir hoy aquí a festejar los 126 años junto a todos ustedes, que hay de todas las ramas de actividades. Venía subiendo con un molinero, me crucé con un productor de granos, están también las grandes cerealeras, está el país en definitiva. Si están los que cultivan la tierra, si están los que acopian, si están los que la muelen, si están los que hacen el pan, si están los que la comen, hay un montón de trabajadores que comen, bueno, comer comemos todos, pero necesitamos ver a los trabajadores siempre como usuarios y consumidores, nunca más solamente como una nómina salarial. Ustedes miren en cada trabajador a alguien que siempre va a gastar plata en otra cosa que seguramente le van a demandar a usted o a otro que abreva de usted en alguna economía.

Por eso, poder salirse de la visión del sector, yo sé que es muy difícil, y además, los dirigentes políticos que tenemos responsabilidades institucionales y tenemos la obligación de saber que de los sectores siempre nos hacen reclamos sectoriales, porque para eso son sectores y por eso deben representar los intereses de su sector. Nadie pretende que el presidente de la Bolsa de Cereales de Argentina venga a decir "déle, métale para adelante no más con las retenciones, si puede auméntelas unos puntos más". Nadie, sería una estúpida si yo viniera pedir eso o me enojara porque dice que a lo mejor las podemos ir bajando un poquito.

Tenemos que articular con todo eso y saber que cada sector va a reclamar y además con un signo histórico. Cuánto más se va logrando, mucho más aumenta la puja distributiva. Es como me decía Kirchner, en el año 2003 qué iba a haber puja distributiva si casi nos moríamos todos de hambre es estábamos todos a ver cómo nos salvábamos.

Cuando las cosas empiezan a mejorar, es cuando afloran las diferencias. Históricamente ha sido así en la República Argentina.

¿Cuál es el punto de inflexión en este Bicentenario? Que cuando las cosas han comenzado a mejorar como mejoraron, no cometamos el error que se ha cometido en otras etapas históricas haciendo una confusión entre lo ideológico y los intereses económicos. Yo les pido que hagan el ejercicio, separan sus ideas y sus prejuicios y también los míos. Todos tenemos prejuicios porque todos venimos de algún lugar histórico, todos venimos de militancia, todos venimos de algún sector en la casa donde te hablaban a favor de tal o en contar de cual. Todos venimos de una historia que no ha sido de las mejores, que ha sido muchas veces la de las antinomias o de los enfrentamientos.

Tenemos que hacer un esfuerzo monumental y gigantesco entre todos los sectores para superar esto y charlar en serio el país que comienza porque el año que viene -este año termina el Bicentenario- empieza el primer año del tercer centenario. (APLAUSOS)

Tenemos la obligación de sentarnos a hablar en serio de este país que hemos construido, en el cual seguramente habrá cosas que corregir, en el cual seguramente hemos cometido errores, en el cual seguramente hemos dicho algo que habrá molestado a alguien aunque también nos han dicho cosas que nos han molestado o que nos pudieron haber ofendido, porque la verdad que los argentinos, afortunadamente, no nos callamos la boca. Desde 1983, cada uno en este país puede decir lo que se le dé la gana y yo voy a seguir celebrando siempre que cada argentino, aún cuando no piense igual que él, diga lo que quiera. Eso también es parte de lo que hemos construido los argentinos en estos años de democracia.

Me parece que va ser muy largo el discurso, pero yo quería venir a compartir estas cosas que son más que pensamientos en voz alta, reflexiones en voz alta y números concretos y objetivos.

Yo estoy segura, absolutamente convencida que somos capaces de construir un país diferente; lo hemos hecho y cuando lo miramos, nos damos cuenta cómo estamos nosotros y cómo están en otros lados.

Cuando yo el otro día, para finalizar, cerraba el Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil, cuando anunciaba los aumentos a las jubilaciones y pensiones, con el índice que establecimos en el Parlamento, ese que nos decían que iba a dar solamente el 4 por ciento, y ya lleva en 3 aumentos el 50 por ciento, cuando podíamos equiparar las asignaciones familiares a la Asignación Universal por Hijo, yo digo qué país, cuando uno ve lo que está pasando y discutiéndose en otras partes del mundo.

Por eso, no perdamos el tren, porque a lo mejor, es la última vez que pasa por la estación.

Muchas gracias y muy buenas tardes a todos y a todas. (APLAUSOS)

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